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La nueva levadura

"Bienaventurados seréis cuando por mi causa os insulten y os persigan y digan contra vosotros toda clase de mal 12 Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en el cielo. Manera persiguieron a los profetas a vosotros. 13 Vosotros sois la sal de la tierra. Si la sal pierde su sabor, ¿con qué la volverán salada? Ya no sirve para nada, sino para tirarla fuera y que la pise la gente. " Mateo 5: 11-13 11

 

Me ha gustado mucho el trabajo que los administradores de la página web han desarrollado en este nuevo ministerio. La información sobre la celebración de la Pascua es muy interesante. La dureza del corazón de los que se creían religiosos, utilizando lo más absolutamente despreciable anonimato gritando: "CRUCIFICALO", llevó a Jesús a la cruz. Dios les demostró que lo que para los que no la quieren era una derrota, para ÉL ES UNA GRAN VICTORIA. El amor de Dios en Jesús en la cruz, con los brazos abiertos dispuesto a recibir todos aquellos que quieran su perdón, la reconciliación, es la gran victoria que hemos celebrado los cristianos esta Pascua.

 

En el texto del evangelio de Mateo nos recuerda que la sal muerta, que no es buena para nada, es lanzada fuera por ser pisada. Ha perdido su finalidad. También el autor de la carta de Hebreos (12: 1-2) escribe: Así, pues, también nosotros, rodeados de una nube tan grande de testigos, quítese todo impedimento, y el pecado que nos sujeta y lancémonos a correr sin desfallecer en la prueba que se nos propone. 2 Tengamos la mirada fija en Jesús, el que nos debe guiar por el camino de la fe y el que la lleva a la plenitud. Él, para llegar a la felicidad que le era propuesta, soportó el suplicio de la cruz, sin hacer caso de la vergüenza que tenía que pasar, y está sentado a la derecha del trono de Dios.

 

Es importante esta reflexión, porque una vida victoriosa, una iglesia victoriosa, es aquella que se ha sacudido su todos los impedimentos, cargas muertas y el pecado que nos sujeta, y simplemente poner la mirada fija en Jesús.
Es por todo ello y mucho más, que estos años nuestra iglesia, goza de una inmensa paz, bendición y amor fraternal que nos debe animar, guiados por Jesús, a hacer el camino que nos lleve a la plenitud.

 

 

Sergio Edo Mateo

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